En el Congreso del PP madrileño (ese prodigio de unanimidad, claro, porque al disidente ya lo habían amordazado previamente), Esperanza Aguirre resumió, en apenas dos frases, toda una forma de ver el mundo, o mejor, de no verlo uno mismo y querer ocultárselo a los demás.
Más o menos, vino a decir esto: somos un partido sin complejos; no tenemos que pedir perdón por no ser de izquierdas; es la nuestra una formación política de centro, moderada, reformista y dialogante.
Así, a bote pronto, suena encantador. La declaración parece pergeñada por un publicista experto en vender pan blanco: todo rezuma tolerancia, contento por lo que se es, convicción respecto a lo que se quiere En fin, primoroso.
Pero no. No somos nosotros, los receptores de este eslogan, esos cándidos teleespectadores ávidos de comulgar con ruedas de molino que semejante mensaje requeriría. Conocemos al emisor, sabemos de sus modos de hacer y de pensar, y esta píldora nos resulta intragable por mucho que pretendan dorárnosla.
Para empezar, a medida que uno va tratando de asimilar las palabras de la Aguirre, el oído ejerce de díscolo traductor. Entonces, suenan así: somos un partido más chulo que un ocho; no tenemos que pedir perdón a nadie por ser de derechas; es la nuestra una formación carca, extremista, conservadora y dictatorial.
A los hechos me remito: cuatro años de gobierno impositivo, diez meses de oposición bronca y aislada del resto del espectro político; un partido en el que sus militantes se lían a bofetadas y en el que sus dirigentes le escupen al adversario un día sí, otro también; una formación que no da la cara, sino que oculta sus auténticas convicciones tras una máscara de civilizada cortesía (aunque a Zaplana le traicione la sonrisa de sorna sempiterna).
¿Cuáles son las reales convicciones del PP? No el humanismo cristiano (hórrido eufemismo), sino el catolicismo franquista; no el centro moderado, sino la clásica derechona, la de toda la vida: soberbia, despectiva y salaz.
El PP sabe que los españoles lo sabemos. Entonces, ¿por qué dice lo que dice, cuando barrunta que no le vamos a creer? Fácil. El PP no hace sus declaraciones urbi et orbe, no aspira a la verdad, sino que está vendiendo un producto, y sale a la caza de su target ideal.
¿Cuál es? No, por cierto, esa amplia porción del electorado que ya sabe de qué pie cojea la derecha española (he dicho derecha), sino una bolsa más o menos creciente de indocumentados y advenedizos, un magma indeciso de votos que carecen de formación e información, y a los que el PP cree que puede engañar con cuatro palabras-comodín y tres ideas-muletilla.
Ese electorado blanco (y blando) es el que dicen los politólogos que decanta la balanza de las elecciones. Se supone que dicho espectro sordomudo de votantes es voluble, cambiante y tornadizo, y que se deja seducir por cebos más o menos primarios: el patriotismo, la seguridad, el bolsillo
A ese público ideal se dirigiría Esperanza Aguirre diciendo lo que dijo en el Congreso del PP madrileño. Poniendo buena cara, sonriendo con los labios apretados (para que no se le vean las mellas que afean su dentadura: la crucifixión política de Gallardón, la guerra de Irak, la religión obligatoria, el liberalismo salvaje y antisocial, el 11-M, el Yak 42, el franquismo inveterado), la Aguirre actuaba como una agente comercial de Rajoy, el señor del dedo extendido (1).
En España, el único partido de centro moderado que hay es el PSOE. Si fuera verdad (que no lo es) que el PP no tiene complejos, reivindicaría su auténtica estirpe: la de ser de derechas, la de haber sido fundado por un ex-ministro de Franco, la de darle la espaldas a Europa e Iberomérica para postrernarse ante Bush, la de actuar como brazo político de la Iglesia más atrasada del planeta.
El PP pretende que la Conferencia Episcopal le proporcione los votos ultra, mientras la Aguirre (que se negó, por miedo, a medirse electoralmente ante Gallardón por miedo a ser derrotada) ejerce de encantadora de serpientes y trata de capturar los votos de la moderación. Pero se equivoca de medio a medio. No existe tal reserva de votos moderados libres, y no existe porque ya votan al única partido moderado que hay en España: el PSOE. Huyendo, por cierto, del radicalismo ultracatólico y reaccionario de la derecha popular. Sí, leyeron bien: escribí DERECHA.
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(1) Rajoy, el de las mentiras. Ese mismo día, en Barcelona, acusaba al PSOE de haber cambiado unilateralmente las reglas de nombramiento de los vocales del CGPJ, cuando lo cierto es que en dicha reforma está conforme el Parlamento en pleno excepto el propio PP, claro. ¿Cree Rajoy que somos idiotas? ¿O le gustaría que no leyéramos los periódicos, y su palabra fuese nuestra única fuente de información? Este señor menosprecia al Pueblo español y a su capacidad de conocer los hechos tal y como son.
Escrito por MUTANDIS a las 28 de Noviembre 2004 a las 01:30 PMEstoy totalmente de acuerdo con lo que dices.
Ganar unas elecciones a costa de lagrimas es bastante triste y bastante deprimente.
Sé culpó al PP, se imputó a Aznar y se le llamó asesino!!. Por Dios, ¿pero en que mundo vivimos?.
Más tarde dijeron los señores Zapatero y LLamazares que los atentados se habian producido por la relación que España mantenia con EEUU.
Lo unico que, entre España y EEUU hay una diferencia: cuando en EEUU ocurrió el atentado al World Trade Centre, LA OPISICIÓN DE EEUU NO CULPÓ A BUSH y entre todos se unieron para luchar contra el mimso enemigo. Sin embargo en España, todos fueron a uno, todos a morder el mismo cuello,(por culpa del miedo de millones de españoles y la "incultura politica" que existe en este nuestro pais), que poco a poco se fué desangrando.
¿Despues acusan a Aznar de asesino? Hay que tener muy poca vergüenza y tener ansias de poder. Lo peor de todo, es que el poder no lo lleva Zapatero como le corresponderia, sino que es una autentica marioneta que sigue este recorrido:
Maragall -------Carod-Rovira ------Zapatero.
No toma sus decisiones y los españoles queremos decisiones de verdad. Un lider que lleve al pais a los más alto y un pais que se le vea con talante en Europa, aunque lo de derecha no somos los que más sabemos de talante en estos momentos... .
Vuelvo a repetir lo que dijo JAJA y JA, ¿donde están las viviendas que prometió el Sr.Gonzalez? Ahora culpan a Aznar de no dar facilidades en la vivienda. Aznar, estoy seguro que daría las ayudas, si otros no se hubieran llevado el dinero en un momento dado.
Podria seguir mucho mucho tiempo criticando la izquierda tan vomitiva que tenemos, pero vamos, ya queda poco, solo tres años y los españoles sabremos que debemos dar un cambio de nuevo a nuestro pais, antes de caiga en manos de la cruel realidad.
Adios.
Depende.