España está llena de un extraño tipo de gente, gente que se llena la boca con la palabra ESPAÑA, así, en mayúsculas, pero que en la práctica atenta contra los intereses de sus conciudadanos, los españoles, en minúsculas.
a) El Instituto de Estudios Económicos, un organismo próximo a la CEOE y que defiende políticas sociales de derechas, ha recomendado en un informe a las empresas que éstas trasladen su producción al extranjero, donde los costes laborales son más bajos aunque ello redunde en desempleo dentro de nuestras fronteras.
b) La Generalitat Valenciana, en manos del PP, promueve un desarrollismo urbanístico demencial que destruye el patrimonio natural español y desaloja de su tierra natal a miles de valencianos, castellonenses y alicantinos todo ello para que cientos de miles de jubilados ricos, nórdicos en su mayoría, puedan pasar sus últimos de vida tomando el sol junto al mar.
c) Desde las filas de la derecha militante, se desacredita a los cineastas de nacionalidad española y se exige a la Administración que les retire las subvenciones públicas, sólo porque su ideología no se ajusta a sus valores carpetovetónicos, machistas y mesetarios.
d) Siguiendo los consejos de quienes promueven el boicot a los productos catalanes, los madrileños del barrio de Salamanca han dado la espalda al cava de Sant Sadurní dAnoia y gastan sus euros en champán francés, aun al precio de desequilibrar aún más el déficit comercial español.
Son sólo algunos ejemplos, que podrían ampliarse al infinito. La conclusión sería la misma: quienes se erigen en paladines de la españolidad tienen una extraña propensión a arremeter contra los españoles. Me pregunto hasta qué punto uno y otro plato de la balanza (la bondad abstracta que oculta la maldad concreta y material) no se necesitan y alimentan mutuamente.
Escrito por MUTANDIS a las 9 de Enero 2006 a las 01:12 PM