Entre el interés público y el privado, el pepero siempre elegirá el privado.
Cuando Jaime Matas, Presidente de Baleares, dijo que el éxito económico de su comunidad residía en el lema "todo privado", no estaba mintiendo.
Al pepero, el interés público le da como asquito. Veamos, si no:
a) Aznar acaba de renunciar a su puesto vitalicio en el Consejo de Estado, porque prefiere cobrar del millonatis de Murdoch (aunque ello le impida incidir en los destinos de su amada España, participando en sus instituciones democráticas);
b) uno de los miembros de la gestora de Marbella, propuesto por el PP, renuncia a su cargo porque, ante la colisión de intereses entre su participación en la misma y su bufete de abogados, prefiere hacerse rico manejando turbios asuntos inmobiliarios;
c) la derecha, cuando gobernaba en Madrid y ahora que aún lo hace en Madrid y Valencia, se hincha a inyectar dinero público en la escuela privada, a sabiendas de que así perjudica el interés general y beneficia el de unos pocos (el de los suyos, para más señas).
¿Queréis más ejemplos? Los hay a puñados.
A la derecha, la comunidad, el bien social, el interés general, le importan un carajo.
Por eso apela a ellos de continuo. Para disimular.