El Partido Popular defendió (sin éxito) que fuera incluida en la futura Constitución Europea una mención explícita a las raíces cristianas de la Unión. Yo apoyé dicha mención, y me basaba en los siguientes hechos:
Las raíces cristianas de Europa se pusieron de manifiesto ya en las Cruzadas, cuando los distintos reyes medievales aunaron sus fuerzas para combatir al moro y expulsarle de los Sitios Santos.
Las raíces cristianas de Europa quedaron consolidadas en pleno Renacimiento, momento en que la Santa Madre Iglesia alimentó las hogueras de la Fe con miles de herejes, brujas y gente de mala ralea.
Las raíces cristianas de Europa no pueden discutirse en los siglos XVII y XVIII, época de magníficos absolutismos en que los Reyes lo eran por la gracia de Dios.
Las raíces cristianas de Europa se extendieron en el siglo XIX, de la mano del colonialismo que llevó la Biblia y la Civilización a tierras ignorantes y zafias como África y amplias regiones de Oceanía.
Las raíces cristianas de Europa quedaron a la vista en las dos Guerras Mundiales, cuando los Papas miraban para otro lado (bueno, algunos para un único lado: el lado malo) mientras sus fieles se arrancaban la piel a tiras.
Las raíces cristianas de Europa siguen vigentes en el mantenimiento de los curas y sacerdotes a cargo de las arcas laicas de los Estados contemporáneos.
Donde no se ven por ningún lado las raíces cristianas de Europa es en el advenimiento de la Democracia, porque fue inventada hace un tiempecito por los griegos (un pueblo, ¡horror de los horrores!, politeísta).
No tienen mucho que ver con las raíces cristianas de Europa las bases de nuestro Derecho, las cuales, como es notorio, se remontan a la Roma antigua (otro atajo de adoradores de imágenes).
Tampoco pueden detectarse las raíces cristianas de Europa en el auge medieval de la ciencia y la medicina, promovida por los sabios de Al-Andalus mientras en los Reinos Cristianos seguían recurriendo a conjuros y ungüentos milagrosos para combatir un simple catarro.
Nada debe a las raíces cristianas de Europa el Humanismo renacentista, cuyo avatar pasó por las manos más variopintas menos (se lo puedo asegurar) la de clérigos y abates, consagrados a la pía lectura de salmos, Evangelios y hagiografías.
Las raíces cristianas de Europa poco influyeron (todo lo contrario) en los postulados de la Ilustración, cuna de la Revolución Francesa y, por ende, de la sociedad tal como la conocemos en la actualidad.
Nadie se acordó de las raíces cristianas de Europa en los viajes de Darwin, ni en sus investigaciones ni, por supuesto, en sus demoledoras conclusiones: el hombre fue hecho a imagen y semejanza del mono.
Las raíces cristianas de Europa quedaron, al parecer, en suspenso, cuando los cristianos de Europa se arrancaron la piel a tiras en las dos Guerras Mundiales. Eso sí, mientras tanto, en España el Caudillo desenterraba las raíces cristianas de España con su Sagrada Cruzada Restauradora.
Las raíces cristianas de Europa no influyeron en el reconocimiento de las libertades civiles de los homosexuales.
Las raíces cristianas de Europa tuvieron que ser obliteradas para reconocer el divorcio, la pareja de hecho, los métodos anticonceptivos, los derechos de la mujer, la multiculturaliad, el laicismo estatal
Las raíces cristianas de Europa han tenido mucho que ver en lo peor que tiene Europa, y muy poco en lo mejor. Sólo el amor, el amoooooor infinito que sentimos los unos por los otros cuando, en las noches frías, nos apretujamos en un jergón.
Amén! Si el PP quiere que aparezcan las raices cristianas, Yo quiero que aparezca el suministro gratuito al alcohol como derechos fundamentales del europeo. Algo que se remonta mucho más atrás que el cristianismo y que uné mucho más. ya te digo que une yo una vez pille una que... Bueno eso es otro tema.
Escrito por Europa no se une ni con cola de impacto a las 26 de Noviembre 2004 a las 01:33 PM