1 de Diciembre 2004

MI 29-N

La noche anterior

Me voy a dormir con cierta excitación. Mañana comparece el ex-presidente del Gobierno ante la llamada “comisión de investigación del 11-M”. Contra mi costumbre, me pongo el despertador. También yo quiero comparecer. Algo me dice que voy a escuchar cosas interesantes. Barrunto, incluso, una revelación: algún as que el ex-presidente guarda en su manga, un golpe de efecto, un bombazo informativo. Salivo.

8.30 horas

Suena el despertador. Me incorporo de un salto. Desayuno. Tomo asiento frente al televisor. Programo el vídeo. Abro una libreta en blanco y le quito el capuchón a mi bolígrafo. Agudizo los oídos.

9.10 horas

Aparece el ex-presidente en la Sala Internacional del Congreso de los Diputados. Serio. Delgado. Mirada torva. Le veo mala cara. Parece que ha dormido poco. Tiene los ojos pequeñitos, ¿pintados? Va seguido por dos de los “hombres fuertes” del PP actual: Acebes y Zaplana. No veo a Rajoy.

Empieza la alocución inicial de el ex-presidente. Habla con un hilillo de voz. Parece ser consciente de que es su discurso funerario. Luego, volverá a Estados Unidos y abandonará para siempre la escena política española. Se está, pues, despidiendo a sí mismo. Es el muerto en el entierro.

A medida que dice lo que dice, voy tratando de tomar notas: hitos horarios, declaraciones clave, frases para la posteridad…

A medida que oigo lo que oigo, dejo de tomar notas. Yo creía que iba a hablar el ex-presidente. Pero a quien estoy escuchando es… a Íbero. Un hooligan. Una persona arrinconada, rencorosa, que supura bilis, que se alinea junto al fanatismo más cerril, que tira la piedra y esconde la mano, que insinúa y no aclara, que trata de desprestigiar a los medios de comunicación más serios y prestigiosos de España.

11.30 horas

Detengo el vídeo. Dejo de tomar notas. He renunciado a oír informaciones. Me niego a transcribir hipótesis que nunca van a ser avaladas por prueba alguna. Pero sigo al pie del cañón. Lo escucharé todo. Hasta el final. Y prometo que no vomitaré.

A la mañana siguiente

Por primera vez en mi vida (puedo jurarlo), me despierto y, mientras pongo la cafetera al fuego, sintonizo la Cadena SER. Siento curiosidad por escuchar cómo les han sentado las acusaciones del ex-presidente. Buenas noticias. En la mesa de contertulios se encuentra Josep Ramoneda, un catedrático al que siempre he respetado intelectualmente y alguno de cuyos libros he leído con gusto y provecho. Expone su idea. Coincido punto por punto. Pienso en Íbero, en el ex-presidente, en Zaplana y Acebes, en el foro Dazibao. Me ratifico. Sé dónde estoy. Sé quiénes son los míos. Me tranquilizo. Bebo mi café. Sonrío. Por primera vez en años, esta mañana me compraré El País. Sí, de algo va a servir la comparecencia del ex-presidente. Vuelvo a conocer mi lugar en este país. Vuelvo a ubicarme. Gracias, ex-presidente. Va por usted.

Escrito por MUTANDIS a las 1 de Diciembre 2004 a las 01:47 PM