25 de Febrero 2005

¡VIVA LA LIBERTAD RELIGIOSA!

La Iglesia Católica ha demostrado durante toda la historia de España, desde 1492 hasta 1975, su afinidad y connivencia con las formas represivas del poder político. La Inquisición (que duró hasta bien entrado el siglo XIX) fue su arma de exterminio de toda disidencia política, ideológica y moral: miles de personas murieron o fueron violentamente silenciadas por creer que tenían derecho a pensar como quisieran. Asimismo, el catolicismo se opuso siempre a la separación entre el Estado y la Iglesia, a la libertad de enseñanza, a la libertad de pensamiento, a la libertad de vivir. Sus dogmas fueron, gracias al apoyo armado de los reyes y dictadores, de obligado cumplimiento para millones de españoles víctimas de ese imperio de la Única Fe en un Único Dios.

Todo ello terminó con la aprobación de la Constitución de 1978. En ella, se recobraba la idea republicana de un Estado aconfesional en el que la libertad religiosa ha quedado GARANTIZADA para todos los españoles: católicos, protestantes, judíos, musulmanes... a condición de que ellos, los creyentes, respeten a quienes no lo son. Aun así, la Iglesia Católica, transmitiendo las órdenes teocráticas que les imponen desde El Vaticano, sigue pretendiendo gobernar las conciencias individuales de los españoles: oponiéndose a las iniciativas legislativas que se aprueban por mayoría en las instituciones públicas, condenando a quienes no siguen sus dictados homófobos y machistas, excluyendo de la comunión a todos los que no tragan sus ruedas de molino... Más aún: la Iglesia Católica ha entablado con el PP una estrategia común para desbancar al Gobierno legítimamente emanado de las urnas, con el propósito confesado de restablecer la religión católica como guía y antorcha de los destinos nacionales (véase la frustrada LOCE). Poco les importa, a los representantes del nacionalcatolicismo más rancio y carpetovetónico, que los españoles hayamos dicho NO a la imposición religiosa y SÍ a la libertad de creer en lo que se quiera, incluso en la increencia: su pulsión imperial les puede, por eso tratan de agitar a las masas en contra del Gobierno con bulos y mentiras sin base ninguna.

La laicidad, como marco de respeto y convivencia, apuesta por la libertad religiosa de todos los ciudadanos... siempre que éstos admitan el derecho a la disidencia, cosa que el catolicismo NO HACE, pues su propia esencia es intolerante y excluyente. Nada tiene que ver esta ideología represiva y medieval con el mensaje de Cristo, que murió en la cruz por combatir todos los valores que defiende la Iglesia: el poder, el dinero y la opresión de unos sobre otros. Muy distinta es la iglesia de los pobres, que difunde un evangelio de la igualdad y del amor: pero, como sabemos, los defensores de la liberación son repetidamente excomulgados por un Papa dictador y una oscurantista Congregación para la Doctrina de la Fe.

Que los católicos hablen de persecución religiosa, cuando ellos son los que SIEMPRE han perseguido a los que no se plegaban a sus deseos, no puede ser otra cosa que un sarcasmo vil y mezquino. Laicidad es respeto mutuo: incluso para creer en dioses. Catolicismo es intolerancia extrema: a la Historia me remito.

Escrito por MUTANDIS a las 25 de Febrero 2005 a las 11:25 AM
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