MUTANDIS

LOS GAYS DEL PP

Felipe del Baño, miembro del PP valenciano, ha decidido “salir del armario” (que, en su caso, seguramente debía ser empotrado) y proclamar en público su homosexualidad. No sé si es oportunista: lo que está claro es que es muy oportuno, sobre todo tras escuchar a los alcaldes de la derecha castellana proclamar que sólo los heterosexuales son “muy machos”.

En una entrevista telefónica concedida al programa de Antena 3 “Ruedo Ibérico”, el señor (¿con perdón?) Baños consideró que era necesario llevar “cierta sensatez” a determinadas zonas de su propio partido, lo que no es difícil de interpretar: el PP, en estos y muchos otros temas, se comporta de manera insensata, cerril, cavernícola y repudiable. Por suerte, el hecho de pertenecer a este partido ya no inhabilita para el pensamiento libre, así que hemos podido percibir ciertas discrepancias y una llamada final a la paz, la conciliación y el respeto a la Ley. Bravo. Ahora sólo queda anunciar la buena nueva a la desmelenada (y con Ratzinger al frente, más) Curia romana.

Pero la cuestión va más allá: mientras los católicos militantes aplauden en público que un cura (o varios) le niegue la eucaristía a un homosexual, con la peregrina razón de que su secta tiene unos principios de admisión entre los que no se incluye el uranismo, tal vez la decisión de Baños subvierta la ya clásica ósmosis entre la derecha y la intransigencia moral. Si Baños ha dicho, como ha dicho, que el tema de la adopción de niños por parte de los homosexuales se acabará normalizando (y admitiendo) con el tiempo, la propia integridad del discurso conservador hace aguas: ya no se identifica exclusivamente con unos valores u otros, sino con estrategias de acción social, simple y llanamente. Es una revolución copernicana: ¡una derecha plural, con gays, divorciados, proabortistas, partidarios de la eutanasia e, incluso, algún que otro Gallardón! Dios lo quiera. Todos saldremos ganando: la derecha misma, su buen nombre y la honestidad pública de este maltrecho país.