La derecha abomina del pluralismo, le teme. Cualquier manifestación de complejidad, objetiva o subjetiva, causa estragos entre los miembros de una ideología cuyo caldo de cultivo es el monoteísmo mental y religioso.
Por eso los gobiernos del PP han repartido las licencias de TDT únicamente entre sus amigos Pedro Jeta, Jiménez Losantos o Intereconomía: para taparle la boca a quienes no coincidan con sus tesis extremistas y ultracatólicas.
Por eso Rajoy impone silencio a quienes, como Piqué o Gallardón, no coinciden con la ortodoxia que establece Aznar desde su celda en la FAES.
Por eso Camps ha exigido que el nuevo Estatuto valenciano eleve el techo necesario para que un partido acceda al Parlamento autonómico hasta el 5%, para así dejar fuera a los grupos minoritarios.
Por eso la derecha promueve una reforma de la ley electoral para que la lucha política se limite a dos: el BIEN que ellos representan y el MAL encarnado en el PSOE.
Una visión tan maniquea y rudimentaria del mundo, provocada por el fanatismo y la cerrilidad, no puede ser buena para la convivencia. A la vista está, de sus resultados: odio contra Cataluña, crispación mediática, injurias, desprecio...
Escrito por MUTANDIS a las 2 de Febrero 2006 a las 12:32 PM