Todas las naciones son un ente de ficción... en cuyo nombre se derrama sangre real.
Políticamente, una NACIÓN, así, con mayúsculas, es un ente creado, un artifico fruto de la convención entre las personas para decidir hasta dónde (en qué límites, dentro de qué márgenes espaciales) se aplican las leyes acordadas por un grupo de ciudadanos.
La nación es un concepto necesario cuando existen fronteras geográficas y distintas formas de organizar una SOCIEDAD.
Otra cosa es cómo llenamos ese concepto: si con contenidos étnicos (modelo nazi), históricos (modelo español) o culturales (modelo catalán). También existe la posibilidad de utilizar todos ellos, o ninguno: en ningún caso sobrepasaremos el ámbito de un pacto, de una convención, de un INVENTO.
La diferencia entre naciones y naciones, o nacionalismos y nacionalismos, no es que unas y otros sean más naturales o artificiales (todos son creaciones humanas), sino hasta dónde están dispuestos a llegar para defender los límites pactados.
Y, así, hay nacionalismos fanatizados que son capaces de tomar las armas para defender su símbolo geopolítico (vascos o españoles: la misma obsesión esencialista) y otros que prefieren el diálogo o la negociación (modelo catalán o quebequés).
Nota: éstos últimos siempre llevan las de perder.
Escrito por MUTANDIS a las 6 de Marzo 2006 a las 12:33 PM