17 de Noviembre 2004

DOGMATISMO vs. PENSAMIENTO COMPLEJO

Sólo llevamos unos meses de gobierno socialista, y ya puede anunciarse la buena nueva: algo ha cambiado en España, y está siendo para bien. Las actitudes están más claras; los estilos, también.

A LA DERECHA: Por un lado, nos encontramos con un partido derrotado por la voluntad popular expresada en las urnas que se empeña, contra toda evidencia y toda racionalidad, en culpar de sus errores al adversario.

Este partido perdedor, lejos de hacer examen de conciencia (esa ritual que tanto dicen practicar en sus templos devotos), se reafirma en sus trece, según el muy castellano refrán castellano: sostenella y no enmendalla.

Este partido víctima de sus propios desvaríos (despotismo, malos modos, desprecio del interlocutor, absoluta incapacidad para el diálogo), celebra una reunión de amiguetes para visualizar ante el mundo entero que ellos actúan como un ejército cristiano: un solo cuerpo, una sola alma. Obedecen al pastor y no tienen discrepancias internas, lógico, pues su único afán es volver a aferrar el poder y reinstaurar su protodictadura de sotanas y delincuencia de cuello blancos.

Este partido aislado y cerril, de actitudes fascistoides y conductas autoritarias, amigo de Dios pero enemistado con los mortales (al menos, de los que no piensen, voten y copulen como él), incapaz de admitir la pluralidad ni dentro ni fuera, impermeable al cambio, duro de mollera, blindado el corazón, se reúne en Concilio Vaticano Profano y proclama que ya tienen Papa, conducator, dictador que “solo, por su cuenta y riesgo”, hace y deshace a su antojo: pone a este y quita al otro, pero él permanece incólume en el centro, como el eje y fundamento de un proyecto ya obsoleto. Tal que su predecesor en el cargo quien, con una sonrisa de paternal anuencia, calla y otorga.

A LA IZQUIERDA: No uno, ni dos, sino tres partidos (con eventuales incorporaciones de otras formaciones políticas, en virtud de acuerdos y consensos frecuentes fruto del diálogo y la negociación) en representación de una tendencia plural, abierta, próxima al pueblo, capaz de atender sus peticiones y de gestionarlas con audacia y valentía.

Una corriente de pensamiento complejo, que no pretende imponer un único criterio sino abrir vías de comunicación con todos los agentes en juego. Una tendencia integradora, sin dogmas ni catecismos procedentes de quién sabe qué instancia trascendente. Un espacio de intercambio, de trueque, de mil y una cesiones que impone el lógico respecto a la diferencia (lejos queda ya la apisonadora popular). Una forma de gobernar dúctil, valiente, que no teme a las incertidumbres, que asume que el mundo contemporáneo ya no se puede regir por un dedo enhiesto, sino que más bien debe adoptar un perfil sinuoso, flexible, atento al común sentir de quienes son su sostén y única raíz. No en vano, mal que le pese a la derecha, un gobierno democrático no “se debe” a su electorado: “es” su electorado.

Los enemigos de esta forma de gobernar que emana del Pueblo y vuelve a él sin apenas interferencias, la llaman: voluble, débil, descafeinada… (indolora, light, en palabras de Ignacio Sánchez Cámara, ABC, 2 de octubre). Normal, quien sólo conoce la mecánica clásica jamás podrá admitir la indeterminación consustancial a esta realidad cuántica nuestra, prismática, proteica y fractal.

Por eso los detractores de la complejidad ya empiezan a elevar su voz contra la “dictadura democrática”, quizá añorando el tiempo (¡tan cercano!) en que un único hombre, investido de no sé qué autoridad incontestada, decía cómo era el mundo, y los demás nos lo teníamos que creer… so pena de tortura, excomunión u ostracismo físico y social.

Pero, si estos trogloditas desean la reinstauración del Pensamiento Único (todos a una, sirviendo sumisamente al mandamás), tendrán que arrancarse la máscara y actuar como tantas otras veces en la Historia: con el fusil por delante y el garrote vil por detrás. Si no, lo llevan claro: ¡¡no pasarán!!

Escrito por MUTANDIS a las 17 de Noviembre 2004 a las 01:16 PM
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