26 de Noviembre 2004

VATICANO = DICTADURA PURA

Año 2004. En toda Europa triunfa la democracia (elecciones libres, derechos humanos, igualdad entre todas las personas).

¿En toda? ¡No! Una aldea resiste, inexpugnable, anclada en la Edad Media. En este fortín de la dictadura, manda un único ser, y siempre Hombre.

En esta reserva espiritual del totalitarismo, no se celebran elecciones directas. El pueblo no está representado: se limita a obedecer a su Amo, el cual, según sus propias palabras, recibe instrucciones directas de Alguien con quien sólo él tiene comunicación directa (creo que le llaman teléfono rojo).

En este enclave bárbaro no se reconocen los derechos humanos: los hombres tienen todos los privilegios y las mujeres, sólo una obligación: parir hijos bajo la protección de un hombre.

En este reducto del autoritarismo más rancio, la igualdad entre las personas no existe: la aldea está estructurada según una pirámide jerárquica, eso sí, perfectamente tradicional. Es más: son legión las civilizaciones que se han regido por el mismo modelo político (egipcios, mesopotámicos, chinos de la China, indios de la India, vándalos, visigodos…)

En este grano en plena cara de Europa, el gobierno patriarcal intenta aplicar textos escritos, no por los europeos, sino por unas tribus del desierto asiático hace tres mil años (las más antiguas, todavía en vigor).

Este quiste de salvajismo antediluviano, a pesar de sobrevivir impermeable a cualquier cambio, no se resigna a permanecer absorto en su esclerótica identidad: además, pretende gobernar a los países del orbe entero. Sin embargo, como carece de ejército, debe recurrir a las más subrepticias artes de influencia y control: las que se ejercen sobre las “almas” de sus súbditos, los cuales (¡oh desgarro!¡oh paradoja!) sirven a dos señores: el de la aldea primitiva y el de su país de residencia.

De todos modos, la estrategia expansiva de este fuero fantasmal no se ejerce por medio del Espíritu Santo, los ángeles y arcángeles o los Santos y Beatos, no: la ejecutan unos caballeros uniformados y perfectamente reconocibles que visten de negro y no conocen el trato carnal con la mujer. Son unos seres siniestros, que obedecen a un tirano extranjero pero que, en cada país, dicen defender las esencias nacionales. Practican una diplomacia muy poco sutil, y cada domingo suben unas escaleritas para adoctrinar desde una plataforma semielevada a unos individuos que, cuando salgan por la puerta, se llenarán la boca con la palabra democracia y reivindicarán su derecho (muy humano), no sólo de alienarse en nombre de Alguien, sino de sojuzgar a los demás por la misma razón.

Lo más curioso es que los seguidores de esta secta destructiva cargan con saña y violencia contra un tiranuelo de una isla caribeña, mientras ellos mismos se esmeran en mantener en el poder a un viejo machista, dictador, loco, eunuco, baboso y reprimido.

Lo más sorprendente es que, entre los adalides de este grupo salvaje, se incluyen cientos de miles de mujeres que no dudan en sostener un sistema ideológico-conceptual que las somete a una inferioridad social, económica y política más propia de sociedades agrícolas y premodernas que de la muy moderna y avanzada Europa del siglo XXI.

Lo más escandaloso es que, mientras en Europa nos jactamos de regirnos por leyes negociadas entre todos y aplicamos escrupulosamente los derechos humanos (incluso el derecho a someterse al imperio espiritual de un dictador extranjero), los fanáticos de esta fe bárbara llamada Catolicismo siguen intentando derrocar esa misma democracia que les ampara y da de comer, para devolvernos a la caverna del machismo y el autoritarismo medieval.

A eso, a eso sí que le llamo yo TOLERANCIA. Por mucho menos, en Argelia dieron un golpe de estado tras la victoria en las urnas del FIS.

Escrito por MUTANDIS a las 26 de Noviembre 2004 a las 07:58 PM
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