24 de Diciembre 2004

MONSEÑOR CONTRA EL FEMINISMO

En un artículo titulado “La ideología de la confusión”, publicado por el suplemento de ABC Alfa y Omega en su edición de 23 de diciembre de 2004, podemos leer un vasto alegato en contra del feminismo a cargo de monseñor José Antonio Reig, obispo de Segorbe-Castellón. De entre sus palabras, me voy a permitir destacar, y comentar, unos extractos.


1. Feminismo = lesbianismo.

“Las feministas de género denuncian la urgencia de deconstruir los roles socialmente construidos del hombre y la mujer, porque esta socialización (dicen) afecta a la mujer negativa e injustamente. Pretenden liberarse, sobre todo, del matrimonio y de la maternidad. Están, por tanto, a favor del aborto y de la promoción [sic] de la homosexualidad, el lesbianismo y todas las demás formas de sexualidad fuera del matrimonio. Se trata de una revolución cuyo objetivo es alcanzar una nueva cultura, un mundo nuevo y arbitrario [sic], verdaderamente libre, que excluya el matrimonio, la maternidad, la familia, y acepte todo tipo posible e imaginable de práctica sexual”.

Monseñor Reig mete en el mismo saco, y de manera torticera, a churras y merinas: confunde (porque es él quien se confunde) la legítima aspiración de cada mujer a realizarse en la sociedad al margen de los roles tradicionales, con la apología del lesbianismo y el fomento de las perversiones sexuales. Distorsiona gravemente el sentido del feminismo —como liberación de todas las mujeres respecto a las coacciones a las que se les ha sometido por parte de la cultura machista tradicional— con la subversión de un presunto orden natural que no es tal en absoluto, sino el fruto de la imposición violenta de una ideología muy determinada: la que permitía el dominio de los varones sobre las mujeres en todos los órdenes de la vida.

Pero a Monseñor Reig le disgusta esta reivindicación. No lo dice, pero se deduce de sus palabras que el plan natural (traducción: papal) consiste en destinar al hombre al duro trabajo y a la mujer, a la procreación. No lo dice, pero es de suponer que tampoco le entusiasma la incorporación de la mujer al mundo laboral en igualdad de condiciones con el varón. No lo dice, pero es seguro que piensa que la mujer, donde mejor está, es en casa y con la pata quebrada.

Por lo que se va viendo, Monseñor Reig no simpatiza demasiado con el movimiento feminista. Pero no se vayan: aún hay más.

2. Feminismo = violencia.

“La extensión de esta ideología de género ha producido multitud de dramas: ruptura de matrimonios, violencia doméstica, abusos y violencia sexuales [sic], pederastia, esterilizaciones quirúrgicas masivas de jóvenes, abortos…”

La bola se va haciendo cada vez más grande. Resulta que la liberación de la mujer ¡ha provocado la violencia que se ejerce contra ella! Cabe entender que Monseñor Reig justifica, y aplaude, que el macho ibérico dispare contra su legítima esposa por subírsele a las barbas. Lo de los abusos sexuales entra ya en el terreno de lo morboso, y se hace difícil vislumbrar a qué puede referirse el señor obispo, pero no me extrañaría que también justificase a los violadores por aliviar su desordenada sexualidad con tan libertinas féminas. Por no hablar de la pederastia y las esterilizaciones…

En fin, no se aleja demasiado este discurso de la homilía que cualquier cura de pueblo podría dirigir a sus feligreses… hace cincuenta años. Que la mujer se desembarace de sus cadenas conduce a la sociedad al caos, la violencia y la anarquía. Que la mujer tome las riendas de su vida y de su cuerpo sólo puede traducirse en la justa venganza de los machos, heridos en su católico honor. Que la mujer decida cuándo y cómo quiere casarse y tener hijos, la echa directamente en los brazos… del Diablo. Ya, no lo dice, pero Monseñor Reig lo piensa.

3. Feminismo = perversión.

“Utilizar la palabra género en nuestro lenguaje no es simplemente una moda. Detrás de este término se esconde una ideología malévola [sic] que busca abrirse paso en las conciencias para instalarse en nuestra cultura. Se trata, en definitiva, de una revolución extrema: conseguir una cultura nueva que excluya el matrimonio, la maternidad, la familia [sic] y acepte todo tipo posible e imaginable de práctica sexual [sic] En España estamos sufriendo, cada vez más, las consecuencias de esta perversa ideología [sic]”, y sigue una andanada contra el Gobierno de Zapatero que no voy a reproducir, pues no viene al caso.

De los polvos iniciales de la distorsión se llega a los lodos finales de la mentira y la propaganda. Pues, ¿de qué otro modo puede calificarse esa afirmación de que las mujeres libres combaten el matrimonio, la maternidad y la familia? ¡Si lo que están reclamando es su derecho a casarse, quedar embarazadas y formar familias de manera soberana e independiente! Ah, claro: lo que Monseñor Reig lamenta es que las mujeres libres y soberanas no se plieguen al modelo católico de matrimonio, maternidad y familia. Pero convendrá el lector conmigo que extrapolar la parte por el todo, en términos retóricos, sólo tiene un nombre: falacia.

La coletilla de que la liberación de la mujer conlleva aceptar “todo tipo posible e imaginable de práctica sexual” linda ya con lo grotesco. No sé si Monseñor Reig estará evocando a las bacantes griegas que, presas del frenesí erótico, devoraban a los niños y copulaban con los animales, pero a buen seguro que en su mente enferma la asociación de ambas imágenes (feministas y ménades, mujeres libres y brujas) está muy, pero que muy cerca de producirse… si es que no se ha producido ya.

Sólo un tarado mental, una persona mala porque sí, un auténtico zoquete, un analfabeto o alguien impedido por la biología para la comprensión de la vida y del mundo, podría sostener las afirmaciones que sostuvo Monseñor Reig en público, público formado (eso sí), por católicos padres de familia y célibes sacerdotes muy vaticanos.

¿Hay alguien en su sano juicio que, tras leer estas palabras, sea capaz de admitir que una misma cabeza puede albergar, simultáneamente, los valores católicos y los valores feministas? Monseñor Reig no, a buen seguro.

4. Homosexualidad = crimen.

“El obispo de El Ferrol compara la homosexualidad con el robo y el asesinato” (Cadena SER, 24 de diciembre de 2004).

Ya sólo les queda contar a los niños que, si no se portan bien, vendrán los rojos y les sacarán los ojos. Entonces, habrán conseguido lo que pretenden: devolvernos a la gruta franquista del miedo, la superstición y el odio a los diferentes por el mero hecho de serlo.

Coda

¿A qué estamos esperando los demócratas a denunciar a estos infaustos personajes ante los Tribunales de Justicia, por discriminación e incitación al odio? Mientras continúe con sus declaraciones antidemocráticas, ilegales y homófobas, la ideología católica no cabe dentro del marco constitucional.

Escrito por MUTANDIS a las 24 de Diciembre 2004 a las 12:19 PM
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