26 de Diciembre 2004

DERECHA ANALFABETA

Cada día es más común contemplar, con una mezcla de perplejidad y hastío, la desfachatez con que la derecha pretende hacernos comulgar con ruedas de molino. Sus voceros atentan, una y otra vez, ya no contra el respeto por la inteligencia ajena, sino contra la verdad de las cosas.

Así, se han podido leer hipótesis delirantes (y falsas) como que “el origen de la democracia se encuentra en el cristianismo”. Cuando al expositor de esta majadería se le contrapone un artículo firmado por un catedrático católico, en el que se abjura de la democracia tildándola de “dictadura de la mayoría”, el susodicho hace oídos sordos e insiste en su clamorosa falacia.

Los ejemplos que podrían aducirse se cuentan por docenas. En todos ellos, el desconocimiento (voluntario o involuntario, eso yo no lo puedo precisar) de la historia, de los hechos desnudos, sólo puede considerarse como signo de analfabetismo funcional —bien por falta de instrucción, bien por haberla recibido en centros de dudosa imparcialidad.

La propensión a falsear la historia es de tal calado, que pronto afirmarán que el Papado siempre fue un ardiente impulsor de la ciencia y la ilustración… Pues, ¿no han llegado a hablar de “humanismo cristiano”, como si ello fuera conceptualmente viable? Las mayores enormidades aún están por venir.

El “revisionismo” burdo de estos iletrados (que no sólo no leen libros de historia, sino que pretenden reescribirla a su antojo) trasciende el campo de la historia y penetra de lleno en el ámbito moral. Así, son capaces de afirmar sin sonrojarse que el catolicismo defiende “la libertad de pensamiento”, a despecho de la persecución y hostigamiento que han padecido, y padecen todavía en la actualidad, aquellos ca-tó-li-cos que se atreven a apartarse de la doctrina oficial (por obra y desgracia del cardenal Ratzinger).

La saña en ocultar los hechos históricos y la violencia que inflige la derecha católica a los conceptos racionales, sin embargo, no se circunscribe a unos analfabetos que publican en foros de libre acceso y nula administración. Lo grave, lo escandaloso, es que esta estrategia de la mentira y la falsificación la están aplicando la Iglesia Católica y el Partido Popular a gran escala.

Ejemplos.

La jerarquía católica está empecinada en mentir a la población española cuando se queja de que el Estado pretende, vía reforma de la Ley de Calidad de la Enseñanza, “impedir que los padres elijan para sus hijos la formación religiosa que crean conveniente”. Mienten, y lo saben, porque en dicha reforma la impartición de la asignatura de religión católica va a ser OBLIGATORIA para TODOS los centros escolares. Eso sí, será de libre elección para los padres de alumnos que no deseen que sus hijos reciban esa formación. Pero eso a la Iglesia no le basta. Acostumbrada durante siglos a consagrar todos sus dogmas por la vía de la fuerza, desea que el Estado (aconfesional) IMPONGA a TODOS los escolares una doctrina: la suya, claro. Quizá con la secreta intención de manipular a sus masas de fieles, pues, los obispos tergiversan la información real y emprenden unas campañas “de masas” donde se oculta la verdad de los hechos.

Esta ocultación de los hechos es la misma que ha movido al Partido Popular a negar dos veces, en el curso de una semana, la verdad pura y dura de la ciencia. ¿Cuál? La de los filólogos, en la pseudopolémica del valenciano, y la de los historiadores y documentalistas, en la del Archivo de Salamanca. En ambos casos, ante el dictamen contrario a sus intereses que emitieron científicos independientes, la derecha ha recurrido a la demogogia populista y anticientífica para oponerse a una decisión puramente técnica.

No importa. Al PP, analfabeto en su base y manipulador en su cúpula, la ciencia, la verdad en suma, le traen al pairo. Como católica que es (y nunca, ¡jamás! humanista), lo que le mueve es la fe, la creencia en lo intangible, el misterio de la transubstanciación y la lógica de lo irracional. ¡Vaya usted a hablarle de la electricidad estática a una bruja de las de bola de cristal! Ella se aferrará a su superstición, creerá darle la vuelta a sus pruebas objetivas y continuará, tan tranquila, sacándole las perras a los incautos de siempre.

Visto lo visto, con esta derecha se hace imposible dialogar. Mienten, y lo saben. Desconocen la historia, y no les importa. Sus palabras son pura propaganda: sin fundamento, sin validez racional, sin datos objetivos, sólo opiniones, dogmas y falsificaciones. Sus denuedos se encaminan a la toma del poder, sin importar el medio: eso sí, tiene que ser rápido, no sea que las masas sigan alfabetizándose y, ante engaños masivos como los del 11-M, vuelvan a penalizar a los falsarios y les veden el acceso a las esferas del poder.

Escrito por MUTANDIS a las 26 de Diciembre 2004 a las 12:28 PM
Comentarios
Escribir un comentario









¿Recordar informacion personal?