Ya en su fragmentado poema, Parménides colocaba al hombre ante una encrucijada fundamental: debía optar entre el LOGOS (razón) o la DOXA (opinión).
Quien se adentre por el camino de la izquierda, debe atenerse al principio siguiente: "el ser es y el no ser, no es". Con ello se refuta la apariencia y se apela a la esencia, uno se abstiene de recurrir a la fácil trampa de la retórica y se compromete a fundamentar sus asertos, a dar explicaciones de lo que argumenta, en fin, a discurrir por las sendas de la razón humana y dejar de lado las tentaciones de la demagogia y la superstición.
Quien, por el contrario, prefiere tomar el camino de la derecha, opta por la verdad aparente, revelada o inspirada y, como tal, indemostrable. Es la senda del publicista y del embaucador, quienes declinan dar razones de su discurso pues éste "viene de otro lado" y, además, se cree eficaz. También es la vía de literatos y poetas, aunque éstos no pretenden gobernar la República y aquéllos, sí.
La alternativa se mantiene intacta, ayer como hoy: de un lado, la Verdad argumentada que muestra todas sus cartas y se dirime en sociedad; de otro, la Opinión autorizada (autos: que se refiere sólo a sí mismo), la cual apela a instancias intangibles para imponerse.
La fuerza de la razón o la razón de la fuerza. Izquierda o derecha. Una disyuntiva antigua y aún vigente.
Escrito por MUTANDIS a las 30 de Diciembre 2004 a las 01:40 PM