31 de Diciembre 2004

EL ASOCIACIONISMO CÍVICO Y SUS ENEMIGOS

1. Asociacionismo y democracia.

“Para ser eficaz, la democracia requiere que la gente se sienta conectada con sus conciudadanos y que esta conexión se manifieste mediante distintas organizaciones e instituciones no dependientes del mercado.

Una cultura política vibrante necesita agrupaciones cívicas, bibliotecas, escuelas públicas, asociaciones de vecinos, cooperativas, lugares públicos de reunión, organizaciones de voluntarios y sindicatos que proporcionen a! ciudadano medio la posibilidad de encontrarse, comunicarse e interactuar con sus conciudadanos.

La democracia neoliberal, con su creencia en el mercado “über alles”, condena a muerte todo esto. En lugar de ciudadanos, produce galerías comerciales. El resultado neto es una sociedad atomizada, compuesta de individuos inconexos que se sienten desmoralizados y socialmente impotentes.

Como señala Noam Chomsky, el activismo político organizado es el responsable del grado de democracia que tenemos hoy, del sufragio universal de los adultos, de los derechos de la mujer, de los sindicatos, de
los derechos civiles, de las libertades de que disfrutamos.

Robert MacChesney, prólogo a N. CHOMSKY, “El beneficio es lo que cuenta”. Crítica, Barcelona, 2000.


2. La participación ciudadana en los asuntos públicos.

Según la Constitución Española, “todos los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal” (artículo 23). Esta participación se ejerce, sustancialmente, a través de los partidos políticos, los cuales “expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política” (artículo 6).

Según la Constitución Española, por tanto, no hay contradicción entre la acción ciudadana realizada de manera directa o delegada: ambas plasman una faceta de la voluntad popular, que es la fuente única y directa de la legitimidad democrática.


3. Los enemigos de la democracia.

Democracia es, pues, tanto intervención directa en los asuntos públicos, mediante asociaciones cívicas, como delegada, a través de partidos políticos. No existe competencia entre ambas instancias en lo sustancial, sino sólo en la forma de vehicularse materialmente. Es más, los propios partidos políticos son los destinatarios naturales de las reclamaciones del asociacionismo cívico, pues la instancia donde se les otorga concreción legal son las Cortes Generales. Tratar de oponer sociedad civil y oligarquía política no es un planteamiento de recibo para quien se mueve en el marco del constitucionalismo moderno.

No creo que sea necesario recordar la imbricación entre sociedad civil y representantes políticos en los Estados Unidos, donde los llamados lobbies o grupos de presión disponen en el Congreso… ¡de un despacho propio! Claro que, mayoritariamente, dichos lobbies suelen hablar en nombre antes de sectores económicos que propiamente cívicos, sin que ninguno de los adversarios del asociacionismo cívico se escandalice ni ponga el régimen estadounidense en cuarentena.

Únicamente desde una postura hostil a la democracia como sistema de organización política (sistema que, no lo olvidemos, es el nuestro porque así lo decidimos en referendo nacional, no porque nos fuera impuesto por un profeta con luenga barba o por un caudillo montado a caballo) se puede descalificar la intervención de asociaciones y partidos políticos en la gestión de los asuntos públicos.

Sin ir más lejos, el intento de invalidar las declaraciones de la Asociación de Víctimas del 11-M ante la Comisión parlamentaria destinada a investigar el atentado, con el presunto argumento de que su portavoz tenía tal o cual afiliación política, desenmascara la profunda convicción antidemocrática de quienes lo sostienen. Pues el hecho de canalizar la propia intervención en los asuntos públicos a través de un partido u otro, no sólo no la invalida, sino que le confiere una especial fuerza y autoridad democrática.

Dicho lo cual, quien habla (como hay quien ha hablado) de “asociaciones tapadera” para descalificar al asociacionismo cívico, libre y democrático como una marioneta al servicio de tal o cual partido político, merece el calificativo —denotativo, no connotativo— de enemigo de la democracia.


ADDENDA

“Las asociaciones permiten a los individuos reconocerse en sus convicciones, perseguir activamente sus ideales, cumplir tareas útiles, encontrar su puesto en la sociedad, hacerse oír, ejercer alguna influencia y provocar cambios.

Al organizarse, los ciudadanos se dotan de medios más eficaces para hacer llegar su opinión sobre los diferentes problemas de la sociedad a quienes toman las decisiones políticas. Fortalecer las estructuras democráticas en la sociedad revierte en el fortalecimiento de todas las instituciones democráticas y contribuye a la preservación de la diversidad cultural.

Resulta patente que las asociaciones desempeñan un papel fundamental en los diversos ámbitos de la actividad social, contribuyendo a un ejercicio activo de la ciudadanía y a la consolidación de una democracia avanzada, representando los intereses de los ciudadanos ante los poderes públicos y desarrollando una función esencial e imprescindible, entre otras, en las políticas de desarrollo, medio ambiente, promoción de los derechos humanos, juventud, salud pública, cultura, creación de empleo y otras de similar naturaleza”.

(Ley Orgánica 1/2002, reguladora del Derecho de Asociación

Escrito por MUTANDIS a las 31 de Diciembre 2004 a las 12:08 PM
Comentarios

Una vez más estoy completamente de acuerdo contigo. Encima, Pilar Manjón ni siquiera es miembro de un partido, sino de un sindicato...

Y al hilo de lo que planteas: vengo pensando últimamente, cada vez con más fuerza y urgencia, en la necesidad de que los laicos nos agrupemos en una asociación que sirva de contrapeso a la presencia de la ICAR en la sociedad.

Escrito por Pablo a las 2 de Enero 2005 a las 12:38 PM

Pablo: ya existe. Se llama CONSTITUCIÓN, jajaja.A propósito, te comento que en la Universidad Carlos III se ha puesto en marcha una cátedra sobre Laicidad. Ya publicaré algo sobre el tema, a ver qué tal. Un saludo.

Escrito por MUTANDIS a las 2 de Enero 2005 a las 06:15 PM
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