11 de Enero 2005

¿QUIÉN PAGA LA LIBERALIZACIÓN DE LOS MERCADOS?

1 de enero de 2005. Se abren los mercados mundiales a la importación de productos textiles procedentes de China. Aplausos. Vítores. Mayor oferta, más competencia, precios más bajos. Un mundo ideal.

Para algunos, claro. Para otros, el diagnóstico ya está plasmado en cifras escandalosas: en la Unión Europea, se perderán 325.000 empleos en un sector que, para España, fue y es (hasta hoy mismo) fundamental. Se sabe que Latinoamérica sufrirá un auténtico shock laboral. Todo esto, ¿a cambio de qué?

Se supone que de una mayor libertad de elección para los consumidores y mejores precios. Dejando a un lado que la competencia no sólo no favorece la diversificación de la oferta, sino todo lo contrario (basta con echarle un ojo al televisor), lo cierto es que los auténticos beneficiarios de la liberación del mercado textil son los inversores, el Capital internacional con intereses en China, mientras que los costes de la misma corren de nuestra cuenta: como consumidores y como contribuyentes.

¿Por qué? Primero, porque tal vez nos ahorremos unos euros en la compra de una camiseta o unos pantalones, pero será a cambio de un duro golpe a las cuentas estatales; no en vano, el desempleo generado por esta nueva situación no será asumido por las cuentas de las grandes corporaciones, sino por los Presupuestos Generales del Estado. Haciendo números, lo más probable es que nuestra indumentaria nos salga, en pocos años, por un ojo de la cara —mientras que los réditos empresariales se multipliquen, ellos sí, de manera exponencial.

Este nuevo triunfo del neoliberalismo salvaje asesta otro golpe a quienes creemos que la economía es como cualquier ámbito social: un mundo en el que ciertas reglas de juego son necesarias para que el pez gordo no acabe comiéndose, no sólo al chico, sino al resto del acuario. Basta recordar los miles de millones que el Gobierno del PP abonó a las compañias por los llamados “costes de la liberación” del mercado eléctrico: pasado el tiempo, siguen dominando el cotarro las mismas corporaciones de siempre, no hay competencia real y encima, los ciudadanos hemos engrosado con nuestros impuestos las cuantiosas ganancias de una oligarquía de facto.

Visto lo visto, cada vez que leo u oigo a algún defensor de la “liberación de los mercados”, me llevo la mano a la cartera.

Escrito por MUTANDIS a las 11 de Enero 2005 a las 10:01 AM
Comentarios

Esta noticia no la conocía y es tremenda. Gracias por darla y expresar tu punto de vista tan cierto.

Escrito por Pedro a las 20 de Enero 2005 a las 07:43 PM
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