3 de Junio 2005

RATZINGER Y LA PEDERASTIA

En un libro sumamente documentado y riguroso titulado No nos dejes caer en la tentación. Escándalos, dinero y guerras de poder en la Iglesia española (La Esfera de los Libros, Madrid, 2004), el periodista Alfonso Torres analiza un rosario de escándalos sexuales, políticos y financieros que han salido a la luz en los últimos años, todos ellos referidos a la Iglesia Católica.

Entre las materias del estudio, se dedica un amplio espacio al tenebroso asunto de los abusos sexuales del clero: las violaciones de monjas africanas a manos de sacerdotes católicos, los estupros cometidos por cientos de curas estadounidenses y que se plasmaron en 2004 en un informe oficial, decenas de casos de religiosos implicados en casos de violaciones en España...

En fin, un panorama sencillamente horrendo cuyo corolario fue, en todos los casos, la actitud encubridora de la jerarquía eclesiástica respecto a los culpables, impidiendo la investigación criminal y chantajeando a las víctimas para que no hicieran públicos los abusos soportados.

Hay un pasaje en el libro que me ha sorprendido en especial. Se trata del comentario que hizo Joseph Ratzinger a la petición de amparo que le formuló una víctima de Marcel Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, notorio líder del catolicismo mundial que sometió a abusos sexuales a cientos de seminaristas en el ejercicio de sus funciones.

Reproduzco el párrafo en el que se alude a Ratzinger-Benedicto XVI:

“Antes de morir, [el sacerdote] Fernández Amenábar pidió a Alberto Athié Gallo, sacerdote de la archidiócesis de México, que se hiciera justicia respecto a los abusos sexuales de que había sido objeto durante su infancia por parte de Maciel, por lo que en 1999 éste requirió consejo al entonces nuncio apostólico en el país azteca, Justo Mullor, sobre la manera de hacer llegar el asunto al Vaticano. Siguiendo las indicaciones del nuncio, Athié remitió la documentación al cardenal Joseph Ratzinger a través del obispo mexicano Carlos Talavera, pero una vez más el caso se estrelló contra el muro de silencio de la Santa Sede. Según explicó Alberti Athié al periódico mexicano Reforma, Ratzinger esgrimió el argymento de que ‘no consideraba prudente abrir el caso porque el acusado era una persona muy querida del Santo Padre y había ayudado mucho a la Iglesia’. Athié es miembro del Consejo del Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, del Consejo Episcopal Latinoamericano y asesor del Secretariado Latinoamericano y del Caribe de Cáritas Internacional, entre otros muchos cargos” (pág. 78).

A la vista de los datos aportados, queda patente que, para el actual Papa Benedicto XVI, las víctimas de clérigos están por debajo de sus abusadores, siempre que éstos cuenten con la estima de sus protectores oficiales.

Me pregunto si una persona que se rige por semejantes pautas de conducta puede considerarse idóneo para pastorear las almas de 1.100 millones de católicos en todo el mundo.

Escrito por MUTANDIS a las 3 de Junio 2005 a las 12:04 PM